¡Vamos a Nueva Zelanda! gritaste en mi segundo encuentro con la discreción de tus cartas.
Hay varios lugares del mundo a los que tendré que ir, pero vamos, yo quiero que vayamos.
Es que te caes constantemente, pero yo te afirmo, yo te afirmo y tú te despreocupas del asunto, no es complicado, no es complicado eso de viajar tantas distacias... te mantienes en aquella región, suspiras en aquella región, me miras en las nubes en aquella región y en ese cielo más azul cuando se ve lo azul. En algunos lugares la lluvia llueve más y es sobre todo fascinante caminando de la mano ante su estrepitoso choque en los techos de metal. Yo prefiero las tejas, son lindas las tejas.
No confundas mi mirada con atracción, en mi no cabe la confusión, mi mirada a tu vista es única, aquí lo tienes todo, aquí lo tienes todo. Tú que confundes las miradas con atracción aquí lo tienes todo, niña.
Un largo abrazo de un buen amante.