VIII

Si no entro a la U este año nos vamos a España, dijiste. A España nunca fuimos, a España nunca fuimos, ni siquiera nos veíamos, jamás te vi en persona aquella vez. Aquella vez que viniste llegaste virgen y te fuiste virgen, las simetrías quedan en el sabor de tu sexo y tus besos perfectos. Tu imagen era perfecta con el poco de luz natural de la madrugada: hermosa, sencillamene hermosa y tus labios gruesos, tus ojos coloridos a los que no les dije nada, lindos, tan lindo ese par de Ojitos. Ojitos. Querías no sé qué, andabas rara, llegaste rara y no querías que te mirase, querías en lo posible conseguir mi odio ¿llegaré a amarte? escribiste una vez en una carta, esas preciadas cartas.
Islandia es el lugar apropiado, vamos a Islandia, me dijiste, Islandia. Ni te odié ni me odiaste, más bien me hiciste algo de propaganda y la invitación siguiente es a Barcelona, Vamos a la plaza del ángel y cómeme el cuello prácticamente ordenaste, te besé lo posible, toqué esa figura retórica que ocultabas bajo un chaleco viajero y el desastre que representabas. Tu imagen fabulosa a la sombra. Tu boca calza perfecta en mi boca.
Vamos a la plaza del Ángel, yo te pagaría por sexo ¡pero quién me pagaría! tú me pagarías por sexo y yo me sumerjo algunas veces en ese incomprensibilidad de las caricias lejanas. Lo que me gusta es tu poncho, ese poncho de colores tan bonito. Y los alfajores que no comemos, quiero comer de tus alfajores mujer, mujer. Vamos a España, vamos a España. Yo toco la guitarra, tú tocas la flauta, la música une las cosas perfectas.